"La cultura del capitalismo" de Richard Sennet empieza hablando de una burocracia, pero de una burocracia en el sentido original de la palabra, no haciendo referencia a la idea que se tiene de una 'burocracia caribeña'. Según el autor, la mejor manera de comenzar es dando alguna comparación entre lo nuevo y lo viejo, pero dispone de pocos elementos para hacerlo. Aún así, termina ese primer párrafo con frase del filósofo Karl Marx: "Todo lo sólido se desvanece en el aire".
Dando continuación a su publicación, el autor habla del talento que tienen las personas y el fantasma de la inutilidad. Un momento histórico en el que se hace referencia a este fantasma, es durante la Gran Depresión de los años treinta. Imágenes icónicas de esta etapa son aquellas en las cuales podemos observar miles de trabajadores esperando que las puertas de las fábricas en las que solían trabajar abrieran sus puertas para poder regresar a la estabilidad económica. Y como muchas de esas fábricas no volvieron a abrir, se empezó a hablar de un sentimiento común de inutilidad entre las clases obreras de la época.
Wall Street tras la caída de la bolsa de valores en 1929.
Consecuencia de esto, empezará a a surgir en el desarrollo de las próximas décadas algo conocido como 'política de consumo', donde surge la idea de hacer que las grandes masas empiecen a comprar y acumular bienes, a pesar de no tener alguna necesidad de ellos. Surgen nuevas técnicas de mercadotecnia, y poco a poco, a través del tiempo, las empresas salen de esa crisis que los azotaba desde los finales de la segunda década del siglo XX.
Un ejemplo que da Richard Sennet en su obra es la empresa Volkswagen, pues ésta tiene que convencer a los consumidores entre las diferencias de un modesto Skoda y un Audi de alto rendimiento, a pesar de que comparten un 96% del ADN de la misma empresa. Paralelo a esta situación, ha surgido otro acontecimiento, llamado 'obsolescencia planificada'. En este, las empresas lanzan al mercado un producto, al cual le establecen una 'fecha de caducidad', creando así en el consumidor una necesidad de estar comprando constantemente el mismo producto o una versión más actualizada del mismo.
Todo esto ha llevado al capitalismo como lo conocemos hoy en día: una sociedad consumista, empresas a los que les interesa más la cantidad que la calidad, la pérdida de la artesanía de los productos, y personas cada vez más bombardeadas constantemente por el fantasma de la inutilidad, pues las máquinas han venido sustityendo la mano de obra. El ser humano, entonces, ha tenido que prepararse más, y estudiar más, para poder superar este fantasma que en cualquier momento puede atacarnos.