La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria como la
sociedad de Foucault, sino una sociedad de rendimiento, donde sus habitantes ya
no son sujetos de obediencia, sino sujetos de rendimiento, emprendedores de sí
mismo. Estas sociedades se diferencian en que la sociedad disciplinaria se
caracteriza en la negatividad (prohibición), mientras que la sociedad de
rendimiento se basa en la positividad (poder); donde los proyectos, las
iniciativas y la motivación reemplazan la prohibición, el mandato y la ley.
Además, la primera produce locos y criminales, mientras la segunda produce
depresivos y fracasados.
La positividad del poder es mucho más eficiente que la
negatividad del deber, por lo que el inconsciente social pasa del deber al
poder. Sin embargo, el poder no anula el deber.
Alain Ehrenberg sitúa la depresión en el paso de la sociedad
disciplinaria a la sociedad de rendimiento. Ehrenberg considera la depresión
como la expresión patológica del fracaso del hombre tardo moderno de devenir él
mismo.
El hombre depresivo es aquel animal laborans que se explota
a sí mismo, voluntariamente, sin coacción externa; es al mismo tiempo, verdugo
y víctima. La depresión es la enfermedad de una sociedad que sufre bajo el
exceso de positividad.
-Samuel E. Perez Espinal-1066632
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